Descubrieron dónde y cómo el cerebro guarda los recuerdos
Es un hallazgo de científicos argentinos y estadounidenses.
(La Nación) Deshacerse de un mal recuerdo no es tan difícil, afirma un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista británica Nature. En teoría, basta con silenciar aquella neurona que atesora la huella que ha dejado en el cerebro un mal momento o una persona indeseable... y ya está.
En contraposición con la asumida idea de que el cerebro almacena los recuerdos en una vasta red neuronal —donde cada uno de sus componentes sólo retiene un fragmento de la información—, investigadores argentinos y norteamericanos han demostrado que una sola neurona es capaz de albergar el concepto que nos permite, por ejemplo, reconocer a una persona.
"Nuestro estudio muestra que la información que reúne su concepto no está distribuida en millones de neuronas, sino que descansa en una sola. Una neurona es capaz de representar el concepto abstracto de una persona", manifestó a La Nación el investigador argentino Rodrigo Quian Quiroga, profesor de la Universidad de Leicester, Inglaterra, y principal autor del estudio.
Quian Quiroga y sus colegas llegaron a esa conclusión después de estudiar a pacientes con epilepsia que tenían electrodos implantados en su hipocampo. Esos electrodos les permitieron observar las respuestas individuales de un centenar de neuronas ante diversos estímulos visuales.
"Vimos que había neuronas que respondían en forma selectiva a distintas imágenes de una misma persona: fotos desde distintas perspectivas, caricaturas e incluso a su nombre escrito", comentó el doctor Gabriel Kreiman, investigador argentino —actualmente en el Centro de Aprendizaje Biológico y Computacional del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), Estados Unidos— y coautor del estudio.
Una teoría simple
En la década del sesenta, el neurocientífico Jerry Lettvin acuño la teoría apodada "neurona de la abuela", que sugería que la información concerniente a un concepto descansaba en una sola neurona. De ser eso cierto, si la neurona que alberga el recuerdo de la abuela deja de funcionar, explicaba por aquel entonces Lettvin, nos olvidamos de... nuestra abuela.
En manos de los psicólogos de los sesenta, la idea de neuronas tan autosuficientes fue tildada de simplista y, luego, olvidada. En contraposición, la idea de una compleja red neuronal, en la que cada una de estas células alberga una suerte de píxel de la imagen final, parecía más atractiva.
Cuatro décadas más tarde, las investigaciones dirigidas por Quian Quiroga comienzan a aportar suficiente evidencia científica como para pensar que Lettvin no estaba tan errado.
El investigador argentino se ha dedicado por años al desarrollo de técnicas que permiten estudiar las señales que emiten las neuronas que son monitoreadas por los electrodos intracraneanos, empleados habitualmente para el estudio de los pacientes epilépticos candidatos a cirugía.
"La Universidad de California en San Francisco, donde realizamos el estudio, es uno de los pocos lugares que cuentan con sistemas de electrodos que permiten captar las señales individuales de cien neuronas al mismo tiempo", señaló Quian Quiroga.
Los electrodos suelen colocarse en el hipocampo, una región cerebral crucial para la buena memoria. El hipocampo es el encargado de llevar la información que se encuentra en la memoria de corto plazo (aquella que alberga la huella de los sucesos recientes) a la corteza cerebral, donde finalmente se almacenan los recuerdos.
"Si el hipocampo está dañado, la persona no puede incorporar nuevos recuerdos, que es lo que sucede en la película Memento", acotó Quian Quiroga, en comunicación telefónica desde Kleve, Alemania.
Halle Berry, en el laboratorio
En los laboratorios de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA, según sus siglas en inglés), los integrantes del estudio participaron de sesiones en las que se los invitó a observar entre 70 y 115 imágenes de personas y lugares célebres: desde Bill Clinton y Brad Pitt, hasta la torre de Pisa o la ópera de Sydney.
Al tiempo que las imágenes desfilaban por la pantalla de la PC, los electrodos implantados en el hipotálamo del paciente iban delatando las reacciones de las neuronas. Así, explicó Quian Quiroga, "podíamos observar si una neurona producía descargas llamadas potenciales de acción ante determinada foto, como, por ejemplo, de la actriz Halle Berry".
La pregunta que debían responder era: ¿esa neurona se activó ante Halle Berry o ante alguna característica de la foto? Para dilucidar la cuestión, los investigadores sometieron a la persona cuya neurona respondía a la actriz norteamericana a una nueva sesión de fotos, en la que se intercalaban varias imágenes distintas de Berry (fotos tomadas desde distintas perspectivas, caricaturas) entre fotos de otros personajes o lugares célebres.
"Observamos que la neurona nuevamente se activaba sólo ante las imágenes de Halle Berry, incluso en una foto en que aparece disfrazada de Gatúbela [papel que interpretó recientemente en el cine], en la que no se le ve prácticamente el rostro —contó Quian Quiroga—. Es más, la neurona se activó al ver escrito en la pantalla de la computadora el nombre de la actriz."
Para Quian Quiroga y Kreiman, esto demuestra que "la neurona responde al concepto abstracto de Halle Berry, que lejos de estar distribuido en millones de neuronas, está en una sola neurona; o que si está en varias neuronas, cada una de ellas contiene la totalidad del concepto de Halle Berry".
Los resultados de este estudio, concluyeron Quian Quiroga y Kreiman, "cambian radicalmente nuestro conocimiento sobre cómo percibimos y codificamos el mundo que nos rodea, y constituyen un paso importante en la búsqueda por comprender cómo funciona la conciencia humana".
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