Su “Libro Rojo” dio carácter científico a lo oculto; y ahora se edita en español. Genera polémica entre sus seguidores y críticos.
Por Leonardo Gentile
"Para el observador superficial, este libro parecerá una locura”, advertía en 1959 el psiquiatra suizo Carl Jung en el epílogo de su “Liber Novas”, la obra más polémica de su extensa producción, y rogaba a sus herederos que no publicaran aquel manuscrito redactado en caligrafía gótica, con sus demonios trabajosamente ilustrados, iluminado por él mismo al estilo medieval y encuadernado en un tomo de tapas de cuero rojo tamaño Biblia.
Faltaban dos años para su muerte y Jung temía que el “Liber Novas” obnubilara el resto de su obra científica. Ese manuscrito, poblado de fantasías y simbolismos que parecen alucinaciones, durmió hasta hace pocos años en la bóveda de un banco y ahora se está traduciendo al español por primera vez. Será publicado en el país en noviembre por Malba Literatura, el área editorial de la Fundación Costantini, y antes de llegar a las librerías ya abre senderos que bifurcan aún más el complejo laberinto de los psicólogos argentinos.
María Soledad Costantini, directora de Malba Literatura, fue autorizada por los herederos de Jung a publicar el texto, actualmente difundido como “Libro Rojo”. Hasta ahora, sólo hay dos versiones de esta obra en el mundo, aparecidas en 2009. Una en alemán y la otra en inglés, que vendió 35.000 ejemplares en cinco meses. Costantini revela que el título será el primero de una colección de textos inéditos del polémico psiquiatra que fue colaborador dilecto de Sigmund Freud y luego su peor enemigo, que enamoró a Jorge Luis Borges, recorrió el mundo en busca de creencias arcaicas, fue acusado de antisemita, ideó un complot para derrocar a Adolf Hitler e inspiró tanto a George Lucas como a las corrientes New Age.
Bernardo Nante, filósofo argentino y uno de los más renombrados especialistas en la obra de Jung, está a cargo de la edición del “Libro Rojo”. Aunque cree que el psiquiatra es un “outsider en el campo psicológico” y tiene escaso desarrollo académico e institucional tanto en el país como en casi todo el mundo, sostiene que su obra es más leída en ámbitos filosóficos y literarios. Es más: para él, la Argentina siempre fue pionera en el universo junguiano hispano. “Victoria Ocampo lo entrevista y publica un reportaje en la revista Sur. Luego edita ‘Tipos psicológicos’, primera obra de Jung en español, en 1932, sólo nueve años después de que apareciera la edición original”, reseña, y agrega que también Borges lo citó en un ensayo de “Otras inquisiciones”. De hecho, el autor de “El Aleph” siempre optó por el psiquiatra suizo en la clásica disputa teórica con Freud. “Fue un escritor imaginativo e inquisitivo. Es más de lo que uno puede decir acerca de Freud... ¡Qué basura!”, disparó Borges en una charla con el Premio Nobel de Literatura Seamus Heaney.
Nante sostiene que las malas lecturas de Jung limitaron su inserción académica. “O se lo toma como una variante de Freud o se hace algo peor: la libre interpretación que deriva en teorías New Age y produce detestables libros con consignas como ‘Viví tu propio héroe’ o ‘Sé tu propia diosa’, por ejemplo”, sostiene.
Jung rompió con Freud cuando independizó su compresión del inconsciente. Para Freud se trataba de un espacio gobernado por energía sexual que se reprime o libera en base a una dinámica propia. Jung, en cambio, ve en lo sexual sólo una de las formas que puede adoptar el inconsciente. Además, pensaba que puede funcionar en base a “arquetipos” que trascienden a cada persona y provienen del inconsciente colectivo.
Las ideas de “arquetipo” e “inconsciente colectivo” fueron ilustradas con personajes de Star Wars por C. George Boeree, un doctor en psicología y profesor de la Universidad Shippensburg de Pensilvania. Para Boeree, Luke Skywalker es un claro ejemplo del arquetipo de héroe, valiente pero ignorante de las reglas del inconsciente colectivo, comparable con “La Fuerza” en la saga cinematográfica. Un viejo sabio, otro arquetipo junguiano, lo guía. Se trata de Obi Wan Kenobi y luego Yoda.
El arquetipo de doncella, que representa la inocencia y la pureza, está encarnado por el personaje de Leia. Y el de la sombra es Darth Vader, el maestro del lado oscuro de la fuerza.
Volviendo a 1913, la crisis con Freud fue traumática para Jung. El fundador del psicoanálisis lo había nombrado su heredero. “La separación le produjo una inestabilidad emocional que motivó en Jung un trabajo espiritual para aceptar esa oscuridad y empezar un proceso de crecimiento”, explica Nante. En ese período crítico escribió el “Libro Rojo”. “El principal aporte de la obra es devolverle a la psicología algo que había abandonado: el estudio del alma. Reaparece el análisis de lo espiritual y, en el campo filosófico, devuelve el golpe asestado por Friedrich Nietzsche al postular la muerte de Dios”, cuenta. Para él, estos planteos, expresados en un texto “más vivencial que teórico” que se escribió durante dieciséis años, hacen oportuna la edición en la que trabaja.
Sergio Herchcovichz, docente en la carrera de Psicología de la Universidad del Museo Social Argentino, explica que el interés en torno a Jung crece a causa de un cambio en el paradigma científico. “Tenía una mirada totalizadora, que no se entendía muy bien en su época, cuando el paradigma holístico estaba naciendo, pero es más comprensible hoy. Freud, en cambio, era hijo de la tradición mecanicista y fue más aceptado”, afirma.
Pero Daniel Wilheim, docente de la misma casa de estudios y codirector del Centro Jung de Buenos Aires junto a Herchcovichz, alerta sobre el “Libro Rojo”: “Los detractores de Jung le atribuyen un carácter teórico que no tiene. Es simplemente un registro de sus fantasías”, indica, y añade que la poca difusión del psiquiatra se debe a la censura impuesta por Freud y sus seguidores. “Crearon un comité secreto para controlar todas las publicaciones psicoanalíticas. Así se proscribió a Jung, y se limitó su inserción académica”, acusa.
Desde el campo freudiano, Harry Campos Cervera, psiquiatra y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, afirma que la escasa difusión de la obra de Jung se debe a su propia limitación teórica. “Sus interpretaciones del inconsciente son unívocas. Están basadas en arquetipos y en un inconsciente colectivo preestablecido por cuestiones míticas, lo que limita los múltiples sentidos que puede tener la interpretación según la individualidad de cada sujeto”, critica.
Los junguianos responden que el número de arquetipos es ilimitado, ya que siempre se pueden producir nuevos y, en rigor, no son más que modelos para explicar fenómenos psíquicos. Tales como los que relatarán las páginas en español del “Libro Rojo”, punto de partida de nuevas bifurcaciones entre los psicólogos argentinos. n
"Para el observador superficial, este libro parecerá una locura”, advertía en 1959 el psiquiatra suizo Carl Jung en el epílogo de su “Liber Novas”, la obra más polémica de su extensa producción, y rogaba a sus herederos que no publicaran aquel manuscrito redactado en caligrafía gótica, con sus demonios trabajosamente ilustrados, iluminado por él mismo al estilo medieval y encuadernado en un tomo de tapas de cuero rojo tamaño Biblia.
Faltaban dos años para su muerte y Jung temía que el “Liber Novas” obnubilara el resto de su obra científica. Ese manuscrito, poblado de fantasías y simbolismos que parecen alucinaciones, durmió hasta hace pocos años en la bóveda de un banco y ahora se está traduciendo al español por primera vez. Será publicado en el país en noviembre por Malba Literatura, el área editorial de la Fundación Costantini, y antes de llegar a las librerías ya abre senderos que bifurcan aún más el complejo laberinto de los psicólogos argentinos.
María Soledad Costantini, directora de Malba Literatura, fue autorizada por los herederos de Jung a publicar el texto, actualmente difundido como “Libro Rojo”. Hasta ahora, sólo hay dos versiones de esta obra en el mundo, aparecidas en 2009. Una en alemán y la otra en inglés, que vendió 35.000 ejemplares en cinco meses. Costantini revela que el título será el primero de una colección de textos inéditos del polémico psiquiatra que fue colaborador dilecto de Sigmund Freud y luego su peor enemigo, que enamoró a Jorge Luis Borges, recorrió el mundo en busca de creencias arcaicas, fue acusado de antisemita, ideó un complot para derrocar a Adolf Hitler e inspiró tanto a George Lucas como a las corrientes New Age.
Bernardo Nante, filósofo argentino y uno de los más renombrados especialistas en la obra de Jung, está a cargo de la edición del “Libro Rojo”. Aunque cree que el psiquiatra es un “outsider en el campo psicológico” y tiene escaso desarrollo académico e institucional tanto en el país como en casi todo el mundo, sostiene que su obra es más leída en ámbitos filosóficos y literarios. Es más: para él, la Argentina siempre fue pionera en el universo junguiano hispano. “Victoria Ocampo lo entrevista y publica un reportaje en la revista Sur. Luego edita ‘Tipos psicológicos’, primera obra de Jung en español, en 1932, sólo nueve años después de que apareciera la edición original”, reseña, y agrega que también Borges lo citó en un ensayo de “Otras inquisiciones”. De hecho, el autor de “El Aleph” siempre optó por el psiquiatra suizo en la clásica disputa teórica con Freud. “Fue un escritor imaginativo e inquisitivo. Es más de lo que uno puede decir acerca de Freud... ¡Qué basura!”, disparó Borges en una charla con el Premio Nobel de Literatura Seamus Heaney.
Nante sostiene que las malas lecturas de Jung limitaron su inserción académica. “O se lo toma como una variante de Freud o se hace algo peor: la libre interpretación que deriva en teorías New Age y produce detestables libros con consignas como ‘Viví tu propio héroe’ o ‘Sé tu propia diosa’, por ejemplo”, sostiene.
Jung rompió con Freud cuando independizó su compresión del inconsciente. Para Freud se trataba de un espacio gobernado por energía sexual que se reprime o libera en base a una dinámica propia. Jung, en cambio, ve en lo sexual sólo una de las formas que puede adoptar el inconsciente. Además, pensaba que puede funcionar en base a “arquetipos” que trascienden a cada persona y provienen del inconsciente colectivo.
Las ideas de “arquetipo” e “inconsciente colectivo” fueron ilustradas con personajes de Star Wars por C. George Boeree, un doctor en psicología y profesor de la Universidad Shippensburg de Pensilvania. Para Boeree, Luke Skywalker es un claro ejemplo del arquetipo de héroe, valiente pero ignorante de las reglas del inconsciente colectivo, comparable con “La Fuerza” en la saga cinematográfica. Un viejo sabio, otro arquetipo junguiano, lo guía. Se trata de Obi Wan Kenobi y luego Yoda.
El arquetipo de doncella, que representa la inocencia y la pureza, está encarnado por el personaje de Leia. Y el de la sombra es Darth Vader, el maestro del lado oscuro de la fuerza.
Volviendo a 1913, la crisis con Freud fue traumática para Jung. El fundador del psicoanálisis lo había nombrado su heredero. “La separación le produjo una inestabilidad emocional que motivó en Jung un trabajo espiritual para aceptar esa oscuridad y empezar un proceso de crecimiento”, explica Nante. En ese período crítico escribió el “Libro Rojo”. “El principal aporte de la obra es devolverle a la psicología algo que había abandonado: el estudio del alma. Reaparece el análisis de lo espiritual y, en el campo filosófico, devuelve el golpe asestado por Friedrich Nietzsche al postular la muerte de Dios”, cuenta. Para él, estos planteos, expresados en un texto “más vivencial que teórico” que se escribió durante dieciséis años, hacen oportuna la edición en la que trabaja.
Sergio Herchcovichz, docente en la carrera de Psicología de la Universidad del Museo Social Argentino, explica que el interés en torno a Jung crece a causa de un cambio en el paradigma científico. “Tenía una mirada totalizadora, que no se entendía muy bien en su época, cuando el paradigma holístico estaba naciendo, pero es más comprensible hoy. Freud, en cambio, era hijo de la tradición mecanicista y fue más aceptado”, afirma.
Pero Daniel Wilheim, docente de la misma casa de estudios y codirector del Centro Jung de Buenos Aires junto a Herchcovichz, alerta sobre el “Libro Rojo”: “Los detractores de Jung le atribuyen un carácter teórico que no tiene. Es simplemente un registro de sus fantasías”, indica, y añade que la poca difusión del psiquiatra se debe a la censura impuesta por Freud y sus seguidores. “Crearon un comité secreto para controlar todas las publicaciones psicoanalíticas. Así se proscribió a Jung, y se limitó su inserción académica”, acusa.
Desde el campo freudiano, Harry Campos Cervera, psiquiatra y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, afirma que la escasa difusión de la obra de Jung se debe a su propia limitación teórica. “Sus interpretaciones del inconsciente son unívocas. Están basadas en arquetipos y en un inconsciente colectivo preestablecido por cuestiones míticas, lo que limita los múltiples sentidos que puede tener la interpretación según la individualidad de cada sujeto”, critica.
Los junguianos responden que el número de arquetipos es ilimitado, ya que siempre se pueden producir nuevos y, en rigor, no son más que modelos para explicar fenómenos psíquicos. Tales como los que relatarán las páginas en español del “Libro Rojo”, punto de partida de nuevas bifurcaciones entre los psicólogos argentinos. n
este tonto blogger nome deja enrojecer este testo...grrrr!
ResponderEliminar