La capacidad del lenguaje de hablarnos a lo mas profundo, es
proporcional a su arraigo en nuestro cuerpo. El poder del hombre que
habla con sabiduría, el peso de sus palabras, es función de la fuerza
del vínculo que las une con su propia experiencia, de tal modo que cada
vez que las pronuncia, es desde ella que siguen hablando. La poesía
resulta de esa misma fuente. Y cual es esa fuente? El cuerpo. Lo mas
profundo en nosotros está enterrado en las profundidades de nuestro
cuerpo, es su tierra.
http://synchronicity23.wordpress.com/2013/06/01/lenguaje-poetico/
Cuando, en Il postino, Mario le pregunta a Neruda qué quiere decir con “el olor de las barberias me hacen llorar”, Neruda le contesta que no podría reemplazar esas palabras por ninguna otra, que no podrìa explicarlas por lo tanto; que son tan exactas en su significado que nada podría reemplazarlas. La poesía, le explica, proporciona así la experiencia directa de la emocion a toda alma dispuesta a comprenderla. Como si la transmisión de su significado fuese inmediata, de cuerpo a cuerpo, siempre y cuando haya la disposición de escucha, de recepción de la resonancia de esas palabras que vibran desde la emoción que expresan directamente.
Wittgenstein escribe en IF §531
Hablamos de entender una oración en el sentido en que ésta puede ser sustituida por otra que diga lo mismo; pero también en el sentido en que no puede ser sustituida por ninguna otra. (Como tampoco un tema musical se puede sustituir por otro.) En el primer caso es el pensamiento de la proposición lo que es común a diversas proposiciones; en en el segundo, se trata de algo que sólo esas palabras, en esa posición, pueden expresar. (Entender un poema.)
No solo se está haciendo una distinción relacionada con la que hace Benjamin entre lenguaje burgués y lenguaje expresivo, sino que nos dice algo más. Nos dice además que cuando las palabras son extensión de nuestro cuerpo y no mera herramienta para transmitir contenidos informáticos, entonces ellas son inseparables de lo que dicen como la piel de la mano a la que da su forma.
Como el rostro humano, que en su silencio se mantiene en la fuente misma de toda palabra, vertiendo ya desde se mudez, su sentido, así toda palabra poética nos acerca a través de la emoción a los límites del lenguaje. O a su plenitud.
Pensar en cada palabra como un gesto, con la misma transparencia y la misma opacidad que todo gesto, que al mismo tiempo que revela oculta, en esa oscilacion constante que es la vida y la comunicación, con tanta claridad como es la conciencia, como con la oscuridad que siempre la acompaña. Eso es pensar en la dificultad de la verdadera comunicación, pero tambien en la inmensa promesa de plenitud del lenguaje, su capacidad de vincular a cada individuo en su singularidad no desde su pretendida igualdad sino más bien desde su diferencia.
En la profundidad de lenguaje está su verdadera esencia y su promesa. El lenguaje surge del grito como expresión natural, del hombre como animal que desde el silencio mudo del cuerpo se anima a darle voz. Ya como ser pensante, esa voz se complejiza. Se hace promesa y problema.
http://synchronicity23.wordpress.com/2013/06/01/lenguaje-poetico/
Cuando, en Il postino, Mario le pregunta a Neruda qué quiere decir con “el olor de las barberias me hacen llorar”, Neruda le contesta que no podría reemplazar esas palabras por ninguna otra, que no podrìa explicarlas por lo tanto; que son tan exactas en su significado que nada podría reemplazarlas. La poesía, le explica, proporciona así la experiencia directa de la emocion a toda alma dispuesta a comprenderla. Como si la transmisión de su significado fuese inmediata, de cuerpo a cuerpo, siempre y cuando haya la disposición de escucha, de recepción de la resonancia de esas palabras que vibran desde la emoción que expresan directamente.
Wittgenstein escribe en IF §531
Hablamos de entender una oración en el sentido en que ésta puede ser sustituida por otra que diga lo mismo; pero también en el sentido en que no puede ser sustituida por ninguna otra. (Como tampoco un tema musical se puede sustituir por otro.) En el primer caso es el pensamiento de la proposición lo que es común a diversas proposiciones; en en el segundo, se trata de algo que sólo esas palabras, en esa posición, pueden expresar. (Entender un poema.)
No solo se está haciendo una distinción relacionada con la que hace Benjamin entre lenguaje burgués y lenguaje expresivo, sino que nos dice algo más. Nos dice además que cuando las palabras son extensión de nuestro cuerpo y no mera herramienta para transmitir contenidos informáticos, entonces ellas son inseparables de lo que dicen como la piel de la mano a la que da su forma.
Como el rostro humano, que en su silencio se mantiene en la fuente misma de toda palabra, vertiendo ya desde se mudez, su sentido, así toda palabra poética nos acerca a través de la emoción a los límites del lenguaje. O a su plenitud.
Pensar en cada palabra como un gesto, con la misma transparencia y la misma opacidad que todo gesto, que al mismo tiempo que revela oculta, en esa oscilacion constante que es la vida y la comunicación, con tanta claridad como es la conciencia, como con la oscuridad que siempre la acompaña. Eso es pensar en la dificultad de la verdadera comunicación, pero tambien en la inmensa promesa de plenitud del lenguaje, su capacidad de vincular a cada individuo en su singularidad no desde su pretendida igualdad sino más bien desde su diferencia.
En la profundidad de lenguaje está su verdadera esencia y su promesa. El lenguaje surge del grito como expresión natural, del hombre como animal que desde el silencio mudo del cuerpo se anima a darle voz. Ya como ser pensante, esa voz se complejiza. Se hace promesa y problema.
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