domingo, 4 de octubre de 2009

Terence Mckenna

Nuevos mapas del Hiperespacio ~

En el Ulises de Joyce, Stephen Dedalus afirma que la Historia es una "pesadilla de la que intento despertar". Yo diría que la historia es aquello de lo que intentamos escapar mediante el sueño. El sueño es escatológico, carece de tiempo y de historia: deseamos huir y refugiarnos en nuestros sueños. El escape es un peso que asume aquel que experimenta con drogas psiquedélicas. Las personas que convierten dicho peso en una carga se enfrentan a dicha experiencia en un grado escapista. Escapar: escapar del planeta, de la muerte, de la rutina, de los problemas, y, si es posible, de lo Innombrable.

Si uno deja de lado los tres últimos siglos de la Historia de Europa y America, y examina el fenómeno de la muerte y la doctrina del alma en todas su ramificaciones —Neoplatónica, Cristiana, dinastico-Egipcia, etcétera—, se encontrará repetidamente con la idea de que hay un cuerpo de luz, una entelequia que de alguna manera permanece unida en vida con el cuerpo y que, a la hora de la muerte, tras entrar en crisis, se separa de éste. Una parte pierde su razon de ser y se disuelve: el metabolismo se detiene. La otra parte va no sabemos donde. Quizá a ninguna parte si uno no cree tal cosa exista. Y, aunque la ciencia haya hecho grandes avances descriptivos sobre sistemas atómicos, la idea de que haga cualquier afirmación sobre qué es la vida, o de donde pueda venir, es, de hecho, ridícula.

La ciencia no tiene nada que decir sobre el hecho de que uno pueda decidir cerrar su mano. Está fuera del dominio científico porque lo que vemos en dicho fenómeno tiene como primera causa a la mente. Es un ejemplo de telekinesis: la mente provoca que la materia se mueva. Así que no debemos temer acaso juicios peyorativos por parte de la ciencia en materia de origen o destino del alma. Mis indagaciones en este área siempre han ido acompañadas de la experiencia psiquedélica, pero recientemente he estado investigando los sueños, porque los sueños son una forma mucho más generalizada de experiencia de la hiperdimensión en la cual mente y cuerpo parecen estar unidas.

Observando lo que gente de tradición chamánica dice de los sueños, uno llega a la conclusión de que, para ellos, la realidad del sueño es, experencialmente, un continumm paralelo. El chamán accede a dicho continumm mediante alucinógenos así como con otras técnicas (aunque de forma más efectiva con alucinógenos). El resto de la gente accede mediante sueños. La idea que tenía Freud de los sueños era que formaban parte de lo que denominaba "resíduos diarios", y que uno podía interpretar el contenido del sueño como una distorsión de hechos acaecidos durante el día.

Sugiero que sería mucho más útil construir un modelo geométrico de conciencia, tomando seriamente la idea de un continuum paralelo, y decir que mente y cuerpo están unidos en el sueño. El sueño sería pues un orden superior de la dimensión espacial. Durante el sueño, uno es transportado al mundo real, del cual el mundo de la vigilia no sería sino la superficie en un sentido geométricamente literal. Hay un plenum —recientes experimentos en física cuántica parecen corroborarlo—, un plenum holográfico de información. La información está en todas partes y, la que no está aquí, no está en ninguna parte. La información permanece apartada del tiempo en una especie de eternidad— una eternidad que carece de existencia temporal, sobre la cual uno podría decir que "ha existido siempre". No tiene una duración temporal de ninguna medida. No seríamos primariamente biológicos, con una mente emergiendo como una suerte de iridiscencia, un epifenómeno en niveles altos de organización de la biología, sino objetos hiperespaciales de algún tipo de organización que transforma la sombra en materia. Nuestra sombra material sería nuestro organismo físico.

En la muerte, se diluye aquello que proyecta la sombra, y el metabolismo cesa. La forma material se rompe; deja de ser una estructura disipativa en un área muy localizada, luchando contra la entropía mediante ciclos de extracción de energía y expulsión de desechos. Pero la forma que ha ordenado todo esto no se ve afectada. Estas afirmaciones están construidas desde el punto de vista de la tradición chamánica, y entroncan con todas las religiones "superiores". Ambos estados, el del sueño psiquedélico y el del despertar psiquedélico, adquieren gran importancia; familiarizarse con estos estados es familiarizarse con el momento de perder la vida.

La metáfora de un vehículo —un vehículo tras la muerte, un cuerpo astral— ha sido usado por un número elevado de tradiciones. El chamanismo y ciertos yogas, incluído el yoga Taoísta, afirman claramente que el propósito de la vida es familiarizarse con este otro cuerpo, para que así el acto de morir no cree confusión en la psique. Así, se podrá reconocer lo que pasa, cuando pase. Se sabrá qué hacer, y la ruptura podrá ser ejecutada limpiamente. Así pues, cabe la posibilidad de que se dé algún problema a la hora de morir. Uno no estaría condenado a la vida eterna: podría desperdiciarla simplemente por ignorancia.

Aparentemente, en el momento de la muerte hay una suerte de separación, un nacimiento. Y cabe la posibilidad de un daño o una actividad incorrecta. El poeta místico William Blake dijo que, una vez que uno se aventura en la espiral, existe la posibilidad de precipitarse del camino dorado a la muerte eterna. El propósito del chamanismo y de la vida correctamente vivida sería fortalecer el alma y su relación con el ego, para que este trance sea atravesado limpiamente. Esta es la posición tradicional.

Me gustaría añadir a este modelo la idea de que el mundo acabará, de que habrá un final, que no solo se dará una crisis de muerte en el individuo sino que se dará también en la historia de las especies.

Parece que entre el momento en que apareció la conciencia y la llegada de este apocalipsis, transcurrirán cien mil años. A escala bilológica es tan solo una pequeña fracción de tiempo, aunque equivalga a 10 veces la longitud de la Historia. Durante este periodo, se liberan energías, centellean religiones, las filosofías evolucionan y mueren, surgen la magia, la ciencia, y demás disciplinas que controlan las fuerzas en un mayor o menor grado ético. Y siempre está presente la posibilidad de trasladar la transformación de las especies a una entelequia hiperespacial.

Vivimos, no cabe duda, en los segundos finales de esta crisis —una crisis que implicaría el fin de la historia, nuestra partida del planeta, el triunfo sobre la muerte, y la liberación del individuo de su cuerpo. Estamos, de hecho, cada vez más cercanos al suceso más profundo que podríamos encontrar en esta, nuestra ecología planetaria: la liberación de la vida de la oscura crisálida de la materia. La antigua metáfora de la oruga transformada llevada a nivel de la evolución de las especies. Sufriremos esta metamorfosis para sobrevivir al momentum de un choque de fuerzas históricas ya puesto en marcha.

Los biólogos evolucionistas consideran la raza humana como una especie que involuciona. En algún momento de los últimos cincuenta mil años, la evoución biológica de los hombres cesó para transformarse un fenómeno cultural epigenético. Las herramientas, las lenguas y las filosofías evolucionaron, pero el somatotipo permaneció igual. Por tanto, físicamente, somos como la gente de hace mucho tiempo. La Tecnología es la piel real de nuestra raza. La Humanidad, correctamente vista en el contexto de los últimos quinientos mil años, es un generador de material tecnológico. Cogemos materia con un grado bajo de organización, le aplicamos ciertos filtros mentales y obtenemos joyería, evangelios, trajes espaciales. Eso es lo que hacemos. Somos coral encrustrado en un arrecife tecnológico de objetos físicos. Todas nuestras herramientas implican la creencia en una herramienta última. Esta herramienta es el platillo volante, o el alma exteriorizada en un espacio tridimensional. El cuerpo puede transformarse en un objeto holográfico incrustado en estado sólido en una matriz eterna, así que cada uno de nosotros deambularía en un campo Elíseo.

Es una clase de paraíso islámico en el cual cada individuo es libre de experimentar todos los placeres carnales y en donde descubre que es una proyección holográfica en estado sólido de una matriz microminiaturizada, superconductora y que no existe en ninguna parte, sino que forma parte de un todo. Toda la historia de la tecnología consiste en la producción de prototipos de esta situación cada vez más próximos al ideal. Así que aviones, automóviles, trajes espaciales, colonias espaciales, las naves espaciales de las bolsas de patatas fritas, son, como dijo Mircea Eliade, imágenes autotransformadoras de un viaje hacia la auto-trascendencia humana.

Nuestro deseo, nuestra salvación y nuestra única esperanza es acabar con la crisis histórica transformandonos en lo extraño, acabando así con la enajenación, reconociendo lo extraño como propio: reconocer lo extraño como una Mente Superior que atesora todas las leyes físicas del universo de la misma forma en la que uno guarda intacta una idea en su pensamiento. Los mandatos divinos que grabábamos en adamantio son tan solo arcilla de los dioses que refleja lo que nos sucede. El significado de la totalidad de la historia humana radica en la recuperación de esta información perdida de forma que sea dirigible por el hombre. (...)

Lo que provocan las drogas psiquedélicas, y donde espero se focalice la atención una vez se hayan integrado culturalmente —hasta el punto en que grandes grupos de personas puedan experimentar con ellos sin temer persecuciones— es el modelado del estado tras la muerte. Las drogas Psiquedélicas hacen algo más que modelar este estado; revelan su naturaleza. Las drogas psiquedélicas nos muestran que nuestra vision y nuestro conocimiento pueden ser impulsados de forma que podamos conocer la mente en el contexto de la Mente Omnisciente. La Mente Omnisciente contiene todas las experiencias de lo Otro. No hay dicotomía entre el universo newtoniano —desplegado sobre años luz de un universo tridimensional, y el universo mental interior. Son alusiones a la misma cosa.

Los percibimos como dualismos irresolubles a causa del código de baja calidad que acostumbramos a manejar. El lenguaje que utilizamos para discutir el problema ha construido dualismos. Es un problema de lenguaje. Todo código tiene cualidades relativas, excepto el Logos. El Logos es perfecto y, por consiguiente, no toma parte de otra cualidad sino de sí mismo. Aquí uso la palabra Logos en el sentido en que lo hace Philo Judaeus, esto es, en el de una Razón Divina que abrazaría el arquetipo platónico de ideas que sirven de modelo a la creación. A medida que uno interprete algo fuera del Logos, habrán problemas de calidad de código. El dualismo introducido en nuestro lenguaje hace que la muerte de las especies y la muerte de lo individual parezcan cosas contradictorias.

Igualmente, los escenarios que ha creado la biología partiendo un examen del universo físico que excluye los universos encantados de ángeles y demonios que registra la psicología profunda,es también una dicotomía. La experiencia psiquedélica resuelve dicha dicotomía. El estudio del éxtasis inducido por la triptamina podría llevar a una comprensión académica de alucinógenos naturales. La molécula de dimetiltriptamina (DMT) tiene la facultad única de operar sobre un ego estructurado abriéndolo a un sujeto omnisciente. Cada persona que tiene esta experiencia vive una pequeño mini-apocalipsis, una pequeña incursión en el hiperespacio. Para que una sociedad apuntase en esta dirección, lo único necesario sería la experiencia en sí.

Esto no significa que todo el mundo deba experimentar con hongos u otras fuentes de triptaminas psicoactivas. Deberíamos intentar asimilar e integrar la experiencia psiquedélica dado que es un plano de existencia accesible a cada uno de nosotros. El papel que jugamos en relación determina como nos presentamos a nosotros mismos en esta íntima transformación final. En otras palabras, hay existe una predisposición teleológica; existe una creencia de que existe un hiperobjeto, llamada Mente Omnisciente, o Dios, que proyecta su sombra en la dimension temporal. La Historia es nuestra experiencia grupal de esta sombra. A medida que nos acercamos a la fuente, las paradojas se intensifican, los cambios se acentúan. Lo que sucede es que el hiperobjeto está empezando a ingresar en nuestro espacio tridimensional.

Una forma de pensar sobre todo esto es el suponer que el mundo de la vigilia y del sueño han empezado a fusionarse. En este sentido los estudiosos del fenómeno OVNI que opinaban que los platillos volantes eran en realidad alucionaciones pudieran estar en lo cierto en cuanto que las leyes que operan el hiperespacio pueden operar también en nuestro mundo tridimensional, cuando la barrera entre ambos es débil. Son momentos en los que uno vive experiencias curiosas, llamadas a veces brotes psicóticos, que tienen un fuerte impacto en el sujeto ya que parece exisitir un componente externo que no puede ser subjetivo. No obstante resultaría ridículo aducir que se trata de un fenómeno psicológico, ya que viene acompañado de cambios en el mundo externo. Jung llamó a esto sincronicidad e hizo de ello un modelo psicológico, aunque ciertamente se trate de la fisica alternativa colisionando con la realidad local.

Esta física alternativa es la física de la luz. La luz se compone de fotones, los cuales carecen de antipartículas. Esto significa que no hay dualismo en el mundo de la luz. La relatividad dice que el tiempo se ralentiza conforme nos aproximamos a la velocidad de la luz, pero si uno se para a pensar desde el punto de vista de un objeto hecho de luz, repara en que no se menciona el que si uno se mueve a la velocidad de la luz no existe el tiempo de ninguna manera. Es la experiencia del tiempo cero. Así que si uno se imagina por un momento hecho de luz, o en posesión de un vehículo que pudiera moverse a la velocidad de la luz, uno podría trasladarse desde cualquier punto del universo hasta cualquier otro con una experiencia subjetiva de tiempo cero. Esto significa que uno viajaría hasta Alfa Centauri en tiempo cero, pero la suma de tiempo que ha transcurrido en el universo relativístico es de cuatro años y medio. Moviéndose a la velocidad de la luz, uno podría viajar cincuenta mil años luz hasta la galaxia de Andrómeda y seguir teniendo la experiencia de tiempo cero.

La experiencia temporal es algo creado por la subjetividad de cada persona, por sus propios procesos mentales, pero en relación al universo newtoniano no existe el tiempo de ninguna forma. Uno existe en la eternidad,se ha vuelto eterno. El universo envejece a tu alrededor, pero eso es algo que percibes como un hecho de dicho universo —en el sentido en que percibimos la física newtoniana como hechos. Uno ya ha hecho el tránsito al modo eterno, se ha apartado de la imágen que se mueve; uno existe en la eternidad.

Creo que es esto lo que persigue la tecnología. No hay contradicción entre el equilibrio ecológico y la migración espacial, entre la hipertecnología y la ecología radical. Estas ideas son secundarias. La entidad histórica que está emergiendo, en realidad, es el alma humana. Nuestro cuerpo de mono nos ha servido para transportarnos hasta el momento de nuestra liberación, y siempre nos servirá como un foco de auto-imagen, pero en estos momentos vivimos cada vez más en un mundo construído por la imaginaciónb humana. A esto me refiero con el retorno al Padre, la transcendencia de la physis, el derrumbamiento de la prisión Gnóstica universal que atrapa la luz: nada menos que la transformación de nuestra especie.

Dentro de poco se dará una aceleración de este fenómeno en forma de exploración espacial y colonias espaciales. El arrecife coralino humano que ha extendido la tecnología sobre la superficie de la tierra se verá limitado únicamente por su imaginación y los materiales disponibles. Se ha sugerido que las primeras colonias espaciales incluirán duplicados de el ecosistema hawaiano. Estos ejercicios de conocimiento ecológico probarán que sabemos qué hacemos. Una vez controlemos este conocimiento ecológico se verá abocado al terreno del arte. Esto es por lo que hemos luchado siempre. Transformaremos nuestro mundo en un jardín hecho para ser mantenido. El viaje hacia la auto-trascendencia humana de Eliade se realizará en un corto plazo en la tecnología de la colonización espacial.

La transición desde la tierra hacia el espacio supone un filtro genético exigente, mucho más ceñido de lo que lo ha estado cualquier otra frontera anteriormente, incluyendo los filtros genéticos y demográficos representados por la colonización del Nuevo Mundo. Se ha dicho que la vitalidad de las Américas es debida al hecho de que solamente soñadores, pioneros y fanáticos fueron capaces de emprender el viaje. La conquista tecnológica del espacio sentará el comienzo; cuando internalicemos esta metáfora, y traeremos la conquista de nuestro espacio interior y el colapso de los vectores de estado asociados con esta tecnología, despreciada por el espacio newtoniano. Así, la especie humana se habrá vuelto más dirigible.

Paralela a la migración espacial, se desarrollará una tecnología que internalizaría el cuerpo y exteriorizaría el alma. En "The Invisible landscape", mi hermano y yo nos esforzamos en cortocircuitar esta cronología, y, en cierto sentido, forzar el asunto. En él narramos la expedición que al Amazonas que hicimos mi hermano y yo y otra gente en 1971. Durante expedición, mi hermano emitió una teoría que implicaba el uso de la harmina y la harmalina, componentes de la Banisteriopsis caapi, el juego de la liana que sirve de base a la ayahuasca. Intentamos usar la harmalina en conjunto con la voz humana, en lo que llamamos "el experimento en la Chorrera". Era un intento de cargar la estructura molecular de las moléculas de harmina metabolizadas en el cuerpo de forma que se fusionaran con estructuras moleculares endógenas.

Nuestro candidato en aquel tiempo era el ADN neural, aunque Frank Barr, un investigador de las propiedades de la melanina del cerebro, ha probado convincentemente casos en los que la harmina actúa mezclándose con los cuerpos de melanina. En ambos casos, la farmacología implica la fusión con un contingente molecular de información y la emisión de esta información de forma que uno puede hacerse una idea de la estructura del alma. Nuestro experimento era un intento del uso de cierta clase de tecnología chamánica para ponerle el cascabel al gato, para establecer un dispositivo telemétrico, superconductor que nos comunique con la Omnimente, de forma que crearamos una forma de leer información de esa dimensión. El éxito o el fracaso de dicho intento debe ser juzgado por uno mismo.

La primera mitad del libro describe las bases teóricas del experimento. La segunda, describe la teoría de la estructura del tiempo que derivó de los extraños estados mentales que siguieron al experimento. No digo que acertáramos, sólo digo que nuestra teoría de lo que pasó es mejor que cualquier teoría propuesta por los críticos. Acertáramos o no, el estilo de pensamiento apunta esta forma. Por ejemplo, cuando hablo de la tecnología para construr una nave espacial, imagino que se hará con voltajes muy diferentes a los usados actualmente. Despues de todo, este es el fenómeno más interesante de la naturaleza. El pensamiento y el metabolismo forman parte de esta clase de fenómenos.

Una ciencia que ponga la experencia psiquedélica en el centro de su programa de investigación debería perseguir el objetivo de eliminar la barrera entre el ego y la Omnimente, de forma que el ego pudiera percibirse como una expresión de la Omnimente. De esta forma, la ansiedad producida a la hora de enfrentarnos a la violenta crisis biológica en forma de ecocrisis, de situación límite planataria, podría ser obviada cultivando el alma y practicando un nuevo chamanismo usando plantas que contengan triptamina.

La Psilocibina es el más accesible de estos componentes. Por lo tanto, desde aquí mi súplica a científicos, administradores y políticos que lean estas líneas: vuelvan a mirar en la psilocibina, no la confundan con otros psiquedélicos, y se darán cuenta de que se trata de un fenómeno con un enorme potencial de cambio para la raza humana —no simplemente ejerciendo la transformación sobre el sujeto que la ingiere, sino toda la sociedad de la forma en que puedan hacerlo un movimiento artístico, un conocimiento matemático o una ruptura en la ciencia. Contiene la posibilidad de transformar la totalidad de las especies simplemente en virtud de la información contenida en ella. La psilocibina es una fuente de gnosis, y la voz de la gnosis ha sido silenciada por Occidente desde hace, al menos, un millar de años.

Cuando franciscanos y dominicanos llegaron a Méjico en el siglo XVI, inmediatamente erradicaron la religión de los hogos. Los indios los llamaban teonanacatl, "la carne de los dioses". Ahora, mil años después de aquel contacto inicial, quien huyó de Europa durante el auge de la cristiandad y se refugió en las montañas de Sierra Mazateca, reemerge en la consciencia occidental.

Nuestras instituciones, nuestras epistemologías están corrompidas y exhaustas; debemos comenzar de nuevo y esperar que con la ayuda de personalidades inspiradas en lo chamánico , podamos cultivar este antiguo misterio de nuevo. El Logos puede ser liberado, y la voz que hablaba a Platón, Parménides y Heráclito podrá hablar de nuevo a las mentes de la gente moderna. Cuando lo haga, la alienación acabará porque nos habremos convertido en lo extraño. Esta es la promesa. Parece una visión de pesadilla, pero todos los cambios históricos de inmensa magnitud tienen adheridos una intensa carga emocional. Impulsan a la gente hasta un mundo completamente nuevo.

Creo que este trabajo debe hacerse usando alucinógenos. Tradicionalmente se ha pensado que hay varios caminos hacia el avance espiritual. En esta materia debo echar mano de la experiencia personal. No obtuve buenos resultados con otras técnicas. Pasé tiempo en la India practicando yoga, visitando varios rishis, roshis, geysheys y gurús que me ofrecía Asia, y creo que hablan de algo tan alejado del éxtasis triptamínico, que realmente no sabría qué hacer con ellos y sus hierofanías ying yang.

El Tantra parece ser otra aproximación. Tantra significa "el camino corto, el atajo", y ciertamente debe estar en la senda correcta. La sexualidad, el orgasmo, estas cosas tienen cualidades triptaminícas, aunque la diferencia con la psilocibina y otros alucinógenos es la información —el inmenso incremento de información.

El LSD parecía estar ampliamente relacionado con la estructura de la personalidad. Muchas veces tenía la sensación de que las visiones eran patrones geométricos sin la sinergía de otro componente. La experiencia psiquedélica clásica de Aldous Huxley consistía en doscientos microgramos de LSD y treinta miligramos de mescalina. Esta combinación provoca una experiencia visionaria comparable a la experiencia de una alucinación. En mi opinión la única cualidad de la psilocibina es que revela no luces de colores y cuadrículas en movimiento, sino lugares —junglas, ciudades, máquinas, libros y formas arquitectónicas de increíble complejidad. No hay posibilidad de que esto sea considerado como ruido neurológico de ninguna clase. Es, de hecho, la experiencia de ordenación visual más compleja que uno puede experimentar, mucho más que la visión de vigilia.

Es por esto que es difícil traducir las experiencias visionarias a nuestro idioma, ya que sería como intentar una renderización tridimensional de un objeto cuatridimensional. Solo mediante la visión puede ser percibida esta modalidad del Logos. Es por esto que son tan interesantes la psilocibina y la ayahuasca, ya que ambas provocan una experiencia telepática y comparten un estado mental. La alucinación grupal es compartida es completo silencio. Es difícil probar esto a un científico, pero si mucha gente comparte esta experiencia, una persona que esté narrándola puede interrumpir su monólogo y ser relevada por otra. Todo el mundo ve la misma cosa. Es la cualidad de la complejidad visual de la información lo que hace del Logos una visión de la verdad que no puede ser explicada.

La información impartida no es, de todas formas, meramente la de la visión. El Logos puede ir de un algo que se oye a algo que se ve, sin que nos sea posible discernir esta transición. Parece lógicamente imposible, pero cuando alguien lo experimenta, uno dice: ¡ajá!. Un pensamiento oído se convierte en un pensamiento visto. El pensamiento escuchado se vuelve más y más intenso hasta que, finalmente y sin transición, uno puede observarlo en un espacio viaual tridimensional. Uno lo dirige. Es muy típico de la psilocibina.

Naturalmente, en cualquier caso en el que un nuevo componente sea introducido en el cuerpo, uno debe tener precaución y estar bien informado de los posibles efectos secundarios. Los investigadores profesionales de la psiquedelia son conscientes de estos factores y señalan la obligación de estar bien informado.

Hablando de mí, diré que no soy alguien que abusa de los alucinógenos. Me lleva mucho tiempo asimilar cada experiencia visionaria. Nunca he perdido el respeto por estas dimensiones. El terror es una de las emociones que siento cada vez que me aproximo a la experiencia. El trabajo de la psiquedelia es como navegar en un vasto océano con una pequeña balsa. Uno puede estar contemplando plácidamente la luna sobre las calmas aguas oscuras, y de repente algo del tamaño de un tren de mercancías irrumpe en escena y te deja flotando agarrado a un remo.

El diálogo con lo otro es lo que hace que la repetición de estas experiencias valga la pena. Los hongos te hablan cuando tú les hablas. En la introducción del libro que mi hermano y yo escribimos (bajo seudónimo) llamado "Psilocybin: Magic Mushroom Grower's Guide", hay un monólogo con hongo que dice: "Soy viejo, cincuenta veces más viejo que lo que pensáis de vuestras estrellas, y vengo de las estrellas" A veces, es muy humano. Mi aproximación a esto es Hasídica. Yo lo alabo, y él me alaba. Y entonces nos ponemos a discutir sobre lo que va a pasar y lo que no. Le digo: "Hola, mira, soy el propagador, conmigo no te calles nada", y me dice, "Bueno, si te enseño el platillo volante 5 minutos, te harás una idea de como funciona", y le digo, "Venga, adelante". Tiene sus manifestaciones. A veces como una Dorothy de Oz. Otras, como una suerte de prestamista talmúdico. Una vez le pregunté: "¿Qué haces en la Tierra?" Me dijo: "Mira, cuando eres un hongo, vivir es barato; además te digo que el vecindario era agradable, hasta que los monos perdieron el control".

"Monos fuera de control": ésta es la visión de la Historia de la voz del hongo. Para nosotros, la Historia es algo muy diferente. Es la onda de choque de la escatología. En otras palabras, vivimos un momento único , de una duración de diez o veinte mil años, en donde se está produciendo una transición. El objeto más allá de la historia es la especie humana fusionándose en una unión tántrica con la Omnimente superconductora. Es el misterio que proyecta su sombra a lo largo del tiempo. Toda religión, toda filosofía, toda guerra acaece porque la gente no entiende bien el mensaje. Existe por una parte el determinismo causal, el proceso irreversible, y por otra, un patrón de interferencia, el de procesos reversibles, este hiperobjeto escatológico proyectando su sombra sobre el paisaje temporal. Existimos inmersos en un intercambio tremendo de ruido. La llamada Historia es una situación reciente, única temporalmente: trata de los monos accediendo al Olimpo, del objeto escatológico final mitigando y transformando los procesos entrópicos irreversibles.

La vida es el centro de la carrera de la organización de la materia. Rechazo la idea de que hayamos sido desplazados a un plano orgánico y que nuestro lugar sea realmente la eternidad. Este modo de existencia es una parte importante del ciclo. Se trata de un filtro. Hay una posibilidad de extinción, de posibilidad de acabar por siempre en la physis. En este sentido la metáfora de la caída es válida. Hay una obligación espiritual, una tarea a ser llevada acabo. Y no me refiero a algo tan simple como un patrón de reglas prefijadas por alguien. La empresa noética es nuestro primer objetivo. Nuestra salvación está vinculada a ella. No todo el mundo debe leer textos alquímicos o estudiar biomoléculas superconductoras para llevar a cabo la transición. Mucha gente lo hará sencillamente pensando claramente, con el presente en la mano. Pero nosotros, los intelectuales, estamos atrapados en un mundo de demasiada información. La inocencia se nos ha ido. No podemos esperar cruzar el arcoiris en un acto de contricción; no sería suficiente.

Debemos entender. Whitehead dijo que "El entendimiento es la percepción del patrón como tal". Temer a la muerte es entender incorrectamente la vida. La actividad cognitiva es definitoria de la humanidad. El lenguaje, el pensamiento, el análisis, el arte, la poesía, los mitos: son cosas que apuntan al dominio del escatón. Los humanos hemos sido abocados a un reino de pura auto-ingeniería. La imaginacion lo es todo. Esta era la visión de Blake. De ahí venimos, y hacia allá vamos, a través de la actividad cognitiva.

El tiempo es la noción que nos permite generar ideas. Durante el experimento de La Chorrera, el Logos demostró que el tiempo no es únicamente una magnitud homogénea en donde las cosas ocurren, sino una densidad fluctuante de probabilidad. Aunque la ciencia pueda a veces decirnos qué puede y qué no puede pasar, no tenemos de hecho una teoría que nos explique por qué, fuera de todas las cosas que pueden ocurrir, las cosas sufren lo que Whitehead llamó la "formalidad de lo que ocurre realmente". Esto es lo que el Logos busca explicar, el por qué de que dentro de una miríada de cosas que pueden ocurrir, ciertas cosas sufren la formalidad de lo que ocurre. Esto es porque existe una jerarquía de ondas de condicionamiento temporal, o densidad temporal. Cierto evento, altamente impobable, es más probable en ciertos momentos que en otros.

Con esta quimera en la mano y guiado por el Logos, fui capaz de construir un modelo fractal de tiempo que puede ser programado en un ordenador y que proporciona un mapa del ingreso de lo que llamamos novedad en la magnitud temporal. Como norma general, la novedad obviamente incrementa. Así ha sido desde el nacimiento del universo. Inmediatamente después del Big Bang, solo existía la posibilidad de la interacción nuclear, y, entonces, a medida que las temperaturas se situaban por debajo de la fuerza de sus núcleos, los sistémas atómicos podían ser creados. Al bajar aún más las temperaturas, aparecieron los sistemas moleculares. Mucho más tarde, se hizo posible la aparición de la vida; entonces muy complejas formas de vida evolucionaron, se hizo posible el raciocinio y se inventó la cultura, junto con los sistemas de transferencia de información, ya sean impresos o electrónicos.

Lo que está ocurriendo en nuestro mundo es la incursión de la novedad hacia lo que Witehead llamó la "concrescencia", el giro condensado. Todo fluye conjuntamente. Cuando se obvian las leyes físicas, el universo desaparece, y lo que queda es la mónada, el plenum, capaz de expresarse por sí mismo, mucho más que el limitarse a proyectar su sombra en el dominio de la physis como su reflejo. Además, aún a riesgo de parecer apocalíptico o milenarista, diré que los cambios se están acelerando, y predigo que nuestra entrada en el hiperespacio se dará pronto, alrededor del 2012. La concrescencia supondrá la liberación de la mente hacia la imaginación, del fin de las leyes físicas.

Todas estas imágenes —las naves espaciales, las colonias espaciales— son imágenes precursoras. Parten naturalmente de la idea de que la historia es la onda de choque de la escatología. A medida que nos aproximamos al objeto escatológico, los reflejos parecen cada vez más ensamblarse en la cosa misma, en la mismidad. Lo Innombrable se revela, y no quedan reflejos del misterio. El Misterio en toda su desnudez es revelado, y no existe nada más aparte.

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